domingo, 22 de julio de 2007

Namibia. En dos palabras: Im Presionante.

Qué impresión!! Edificios de ladrillo, limpios, llenos de funcionarios uniformados… y ordenadores delante de ellos!! Todo rápido y eficaz y sin tocamiento de narices. Ya estamos en Namibia… Si alguien hubiera estado observándonos, seguramente se habría reído de nuestras caras incrédulas al ver la ingente cantidad de SUPERMERCADOS, BANCOS, TURISTAS!!! que aparecían ante nosotros… Sacamos dinero y nos dimos el superlujo de comprar alimentos frescos y distintos del “cuscus con atún” de los últimos siete días.
Desde entonces, hace ya 3 semanas, y una vez superado el shock de no ser los únicos blancos del país, nos hemos dedicado a estar de vacaciones, SIN PARAR!!!
El parque nacional de Etosha: qué cantidad de animales!!! Hasta leones vimos. Mi único problema es el trauma que se me ha quedado con los elefantes… me dan un miedo atroz!!
Kaokoland, en la esquina noroccidental: la naturaleza salvaje por definición. Qué paisajes, qué soledad, qué cantidad de animales!! Claro, que al que no le guste estar solo por las noches escuchando a las hienas alrededor de su tienda, no le parecerá tan excitante…
La costa del Esqueleto: ohú hijo, que frío, que soledad!!! Y en mitad de esa desolación, una colonia gigantesca de focas que mugen como vacas, y los coyotes que se pasean entre ellas a ver si “pillan cacho”.
Recomiendo a todo el mundo mundial que venga a visitar este rincón del planeta. De verdad.
Besitos desde Swakopmund, un sitio muy raro, lleno de gente que habla alemán…
Namibia

Angola. Cabalgando el furaco (Surfing the pothole)

Para entrar en este maravilloso país sólo hay que pagar 80 US$ y pasar una entretenida entrevista personal (cara a cara) en la que te preguntan cosas como si eres hombre o mujer, el nombre de los hermanos de tu padre y de tu madre y dónde fuiste bautizado… Si apruebas, te dan permiso para visitar el país, aunque se quedan un poco cortos los muy ratillas: sólo cinco días. Son casi 2000 kilómetros. En teoría, 400 kilómetros al día no parece un “gran” reto automovilístico….pero colocados en Angola, ay, amigo! Aquí no hay carreteras, ni pistas. Sólo vías de “incomunicación”. Yendo campo a través, a la pata coja, con los ojos vendados y de espaldas… hubiéramos avanzado más rápido!! Cosa imposible debido a la presencia de minas antipersonales no se sabe dónde… Hubo días en los que hicimos 100 km en 10 horas. Nada de lo que se pueda contar o enseñar en fotografías dará una mínima aproximación al “calvario” que pasamos. A veces reíamos al borde de la histeria o de la locura…. Mientras nuestros cuerpos, como el del pobre “Blanquito”, se retorcían y botaban sin descanso. Bonita forma de pasar el cumpleaños feliz! Por el camino, decenas de camiones averiados y sus tripulantes durmiendo con ellos hasta que llegara la ayuda, quién sabe cuándo… Nosotros también, cada día buscando un lugar sin riesgo de minas y oculto de la vista donde dejar reposar los huesos batidos…
Por supuesto tardamos más de cinco días (ocho) en salir por el otro lado, pero nadie nos dijo nada (ni siquiera un apretón de manos por haber terminado semejante hazaña).
Ahora, el paisaje, fantástico –qué bosques de baobabs!!, qué costa!!, qué bonito Luanda!!-, la gente, tranquila, simpática y a veces tímida.
Reconstruyendo el país están los chinos con sus carreteras “todo a cien” y gente como Rodrigo, el amigo de Rodrigo-Soria, que les lleva la luz. Fue surrealista encontrarse con él en mitad de una carretera en mitad de un país… Y mucha gente activa en las ciudades. A ver si les va bien.
El caso es que llegamos a las puertas de Namibia. Parecía que una etapa del viaje estaba a punto de concluir…
Angola

Congo-Brazza y Congo-Kinshasa. Dr Jeckyll y Mr. Hyde

Las últimas horas en Brazzaville fueron bastante buenas; nos encontramos con dos españoles en viaje de negocios –ellos se admiraban de nuestras “andanzas”, pero lo suyo sí que es una aventura…-. Fueron tan majos que hasta nos invitaron a cenar!! Seguramente impresionados por la suite que teníamos reservada en el Meridien… (ese parking tan cómodo!!)
Ahora sólo nos quedaba cruzar el río Congo y entrar en la temida Kinshasa. En el puerto, los trámites son todo un jaleo de papeles y dependencias a las que acudir. El destino nos puso al jefe de la poli del puerto de nuestra parte –Guy richard- y el tipo nos cuidó como un padre a sus polluelos hasta que estuvimos bien embarcados. La travesía dura una media hora y es muy entretenida si eres el único blanco. No paras de hablar con unos y con otros…
Al llegar a la orilla opuesta, el destino se conoce que se cansó de echarnos una mano y los hados se confabularon para fastidiarnos un rato: allí estaba la cara oscura de Guy Richard….
Un montón de gente, un montón de despachos, un montón de manos y en un momento no teníamos ni pasaportes ni carnet de passages…”Esto huele mal”, nos dijimos. Cuando volvimos a verlos estaban correctamente sellados, sí… lástima que estuvieran en poder del lado oscuro de la fuerza. El tipo más corrupto y agresivo que habíamos encontrado en todo el viaje. Se empeñó en imaginar supuestas irregularidades transcendetales para la seguridad de su país en nuestros papeles (un dato supuestamente mal rellenado en Congo –Brazza) y nos tuvo retenidos durante más de una hora y media. Como veía que no entrábamos al “trapo”, intentó otras variantes: “¿estáis casados?”… “sí, claro” (así pareceremos más respetables, pensamos)…. “ah!!!! Y dónde están los papeles?? Porque este hombre podría estar abusando de una menor sin su consentimiento!!!!” Ganas me dieron de darle un abrazo… menudo piropo! Pero no estaba el horno para bollos. Luego intentó el discurso racista-victimista: “¿sabes a cuántos congoleños ha expulsado hoy tu gobierno de Inglaterra por estar como tú ahora , con los papeles irregulares?” “Oiga, que yo soy SSSSpañol!!! Y mi gobierno regulariza inmigrantes todo el rato!!!”
Entonces fue cuando se echó el gran farol: “pues ahora mismo, como que soy poli de seguridad de este país, te vas en el ferry de vuelta a Brazzaville para que te rellenen el dato que falta!!!”
Venga, pues se ve el órdago! Y allí nos quedamos sin mover una pestaña delante del tío que parecía a punto de echar los ojos fuera de la ira que le reconcomía.
Y claro, se descubrieron las cartas y el tipo no llevaba ni un pimiento!
Y no sólo eso, sino que cuando nos había devuelto nuestros papeles y él y su acólito trataban de sacarnos “aunque fuera un refresco”, llegó el superjefe y le echó la gran bronca!! Para entonces nosotros ya estábamos dentro del coche, bien cerrado por dentro y enfilando a la salida de semejante nido de víboras…
Desde aquí fue todo un paseo de rosas…. Los habituales puestos de policía –corruptos aficionados!-, camiones asesinos, cabras que se cruzan…. Un par de noches en misiones católicas, y llegamos a Matadi, las puertas de Angola…
Congo y Zaire