jueves, 14 de mayo de 2009

Otros viajeros nos hacen una entrevista!

Parece que no podemos dejar de viajar, aunque sea virtualmente.... de momento!
Ricardo y Asun son otros que cogieron las maletas un buen día y se piraron a ver mundo. Tienen un blog que es para estarse un buen rato rebuscando información súper interesante.
En sus últimos posts han incluido una entrevista a nosotros dos sobre el viaje del año 2002!!!!

Bueno, pues si os interesa, podéis leer la primera parte y la segunda parte en la página de Ricardo y Asun

Seguimos en el mundo, que aún queda mucho por sUbir....

jueves, 30 de octubre de 2008

2 x África. Publicado en "Solo auto 4x4"

¡Oye, amigo! Sí, tú, el que se dispone a leer una vez más la mejor sección de la revista, esa que tanto te hace soñar. ¿Por qué no dejas de leer, de soñar y te largas de una vez a protagonizar tu propia y genuina aventura? ¿Es que no te lo mereces? O, ¿es que no te atreves?
Muchas veces hemos escuchado cosas como “si pudiera dejar el trabajo”, “si tuviera tiempo”, “si tuviera dinero”… haría como vosotros, ¡me largaría a ver mundo! Vencer las dos primeras excusas sólo es cuestión de decisión. En cuanto a la tercera... ¿Acaso no tienes un coche, una hipoteca, una tele de plasma? Pues ya tienes algo, ¿no? Sólo hay que establecer prioridades y decidirse: decirle adiós al jefe, vender el coche y el piso y ¡coger la mochila!

Y entonces lo que se siente es un cosquilleo en el estómago, un delicioso vértigo por la incertidumbre de la aventura que comienza. A partir de ahora, cada jornada será diferente, diferentes paisajes, diferentes personas. Cada día puede ocurrir algo totalmente imprevisto. Sólo hay que tener los ojos abiertos, y los oídos y la mente, sobre todo la mente.
Hay que estar dispuesto a aprender, a cambiar, porque lo que hay ahí afuera puede que te sorprenda tanto, que una vez vivido no vuelvas a ser el mismo. A lo mejor tus prioridades sufrirán un vuelco total. Hay que asumir que al regresar serás considerado un tipo raro…Pero lo que tú siempre sabrás es que los raros son ellos, los que no se han dado la oportunidad de explorar un poco más allá de su rutina…

Así pues, un buen día, Antonio y Ana, dos sorianos corrientes, nos hartamos de sólo soñar y tomamos las riendas de nuestras vidas; dejamos el trabajo, la casa y las costumbres y nos compramos un coche para ir a conocer África, un mundo sugestivo y misterioso que empieza a tan sólo 14 km de nuestro país.
El 6 de febrero de 2007 atravesábamos el estrecho de Gibraltar, rumbo a una aventura que habría de durar 14 meses y que nos llevaría a atravesar 31 países africanos; a asomarnos a su cultura y sus tradiciones, a vivir peripecias inolvidables y, sobre todo, a relativizar nuestra posición en el planeta.

Preparativos
La primera parte de la aventura fue la planificación: decidir cómo movernos, establecer la ruta, las fechas, el presupuesto, recabar información de los países acerca de visados, vacunas, situación política, climatología, estado de las carreteras, mapas. Felizmente, existe Internet y gente increíble que comparte sus conocimientos y vivencias en páginas como www.horizonsunlimited.com, http://www.africa-overland.net , que nos resultaron muy útiles.

Al contrario que en otros viajes que habíamos hecho con mochila, decidimos ir a África con un vehículo propio que nos permitiera una mayor libertad de movimientos.
Encontrar el coche adecuado fue una larga tarea de indagación por la red. Como no teníamos ideas preconcebidas, creo que acertamos al elegir a “Blanquito”, un Toyota Land Cruiser BJ 73 de motor japonés del año 1988. Nada de electrónica, sólido como una roca y fácil de reparar en caso de avería. Colocamos una tienda de techo para dormir, una estructura de estanterías en el interior y unos pequeños retoques “africanizantes” en la cuestión mecánica (ballestas reforzadas, filtros, cabrestante, compresor…), y ¡ya estábamos listos! No llevábamos GPS, aunque nos habría sido muy útil en las zonas más deshabitadas. En todo caso, sin él, teníamos una buena excusa para preguntar direcciones y por tanto interactuar con las personas que encontrábamos en el camino

La ruta. El viaje
La ruta general estaba clara: entrar por Marruecos, recorrer la costa oeste hasta Sudáfrica y regresar por la orilla oriental, Etiopia y Sudán hasta Egipto y entonces continuar hacia el oeste para cerrar el circuito en Túnez. Luego, sobre la marcha, íbamos decidiendo qué nos apetecía hacer. Nuestra máxima era que ¡no hay mejor plan que no tener plan!
Hay pocos lugares en el mundo tan duros, y a la vez tan placenteros como el desierto. En las dunas del Sahara aprendimos que la arena es traicionera mientras desatascábamos a Blanquito bajo un sol de justicia, pero por las noches nos reconciliábamos con el mundo durmiendo al raso bajo un cielo indescriptible, lleno de estrellas y de silencio.
Sorprendentemente el desierto no lo es tanto. Está lleno de rebaños de camellos, oasis como el de Siwa en Egipto, pozos, antiguas ciudades caravaneras que albergan valiosas bibliotecas como las de Chinguetti en Mauritania, grupos de turistas como los que recorren el sur de Túnez…
Cuando dejamos atrás el desierto y nos adentramos en la sabana, tuvimos la sensación de estar llegando de verdad a África. Chozas de barro y tejado de paja, mujeres con trajes multicolor acarreando niños a la espalda y mercancías en la cabeza, grandes baobabs, y unas condiciones de pobreza que no habíamos visto hasta ahora. Empezamos a valorar más cada cebolla y cada tomate que comprábamos a los pequeños agricultores en los mercaditos locales o por la carretera.
No hace tanto en el sahel florecieron imperios de barro dedicados al comercio, como el reino de Malí – la mezquita de Djenné en la orilla del Níger es un impresionante vestigio aún rebosante de vida-, el reino Asanti de Ghana –estos aterrorizaban a los ingleses en la época colonial-, o los estados Hausa del norte de Nigeria, que aún conservan su tradicional emir en la ciudad de Kano.

Evitar la época de lluvias en la zona ecuatorial era muy importante; las riadas destruyen carreteras durante meses y no queríamos vernos atrapados en mitad de ninguna parte. Atravesamos el cinturón selvático- Camerún, Gabón y Congo- en junio, maravillados por la descomunal exhuberancia de la jungla. Por la noche millones de criaturas que permanecían invisibles durante el día, convocaban un estruendoso concierto de voces desconocidas que apenas nos permitía dormir y que a veces resultaba un poco inquietante…

El oeste de África se acabó cuando salimos del infierno de socavones, zanjas y cárcavas que son las carreteras angoleñas, y entramos en el cono sur africano. Al “doblar” el cabo de Buena Esperanza, lloramos de emoción; habíamos superado con éxito la primera parte del viaje y ahora empezábamos el camino de vuelta. Los parques nacionales y los enormes centros comerciales que encontramos nos impresionaron casi a la par y caímos rendidos a sus tentadoras ofertas: animales salvajes, y ¡algo diferente de macarrones con tomate y sardinas para comer! El desierto rocoso de Kaokoland en Namibia, la placidez del delta del Okavango en Botswana o la tormenta en el cráter del Ngorongoro en Tanzania, nos sobrecogieron el alma. ¿Era posible tanta belleza sólo para nuestro disfrute?

Y aún no lo habíamos visto todo… el océano Índico nos aguardaba lleno de vida. Ballenas en Sudáfrica, tiburones en el mar Rojo, millones de peces de colores en los arrecifes coralinos de Mozambique y Zanzíbar. El agua azul turquesa, ¡no nos dejaba escapar! Pero la aventura debía proseguir. Con otros compañeros “overlanders” cruzamos de Kenia a Etiopia por el remotísimo y salvaje lago Turkana. Allí viven en delicado equilibrio diferentes pueblos nativos dedicados al ganado y a la guerra por igual. Creo que lo mismo que nosotros los encontrábamos fascinantes a ellos, ellos sentían increíble curiosidad por nosotros.



Descendimos vertiginosamente del altiplano etiope al desierto sudanés y tuvimos la sensación de estar dejando “África”. Otra vez la arena del Sahara, el te con hierbabuena, los hombres con túnica y turbante… la cultura de “oriente próximo”. Atravesamos el desierto como el Nilo, plácidamente, saboreando los ratos de soledad, honrados por la hospitalidad local, y maravillados ante los monumentos faraónicos. ¡Qué insignificante nos veíamos junto a las pirámides!
En Alejandría nos reencontramos con un viejo amigo, el mar Mediterráneo. Meter la mano en él fue como tocar un cachito de nuestro hogar. Pegados a su bella costa africana nos fuimos acercando a casa, felices por haber cumplido un sueño, por volver para abrazar a nuestros amigos y compartir la experiencia, y porque el final de una aventura significa que ¡pronto habrá de empezar otra!

miércoles, 23 de abril de 2008

LOZOYA SIN AVIONES, YA!!

En nuestra ausencia, algunas cosas han cambiado en el valle del Lozoya y no a mejor precisamente.

http://lozoyasinaviones.blogspot.com/

martes, 22 de abril de 2008

Blanquito busca nuevas aventuras



http://www.segundamano.es/vi/10910953.htm?ca=28_s


Pues ya veis, Blanquito no quiere estarse quieto y busca quién lo saque a ver más mundo mientras nosotros nos hacemos sedentarios.... Él sí que es GRANDE!!

No hace falta que le echemos más piropos. Ojalá encuentre alguien que le de lo que se merece... cañita!!

jueves, 10 de abril de 2008

Y al final, llegó el final


A veces parece que fue un sueño... pero no, ha sido real. Cada minuto vivido en los últimos catorce meses ha sido diferente e intenso, más verdadero que muchos de los que desperdiciamos cada día cuando estamos aquí. Hemos tenido tiempo de reir, de aprender, de sufrir, hemos hecho planes, los hemos cambiado, hemos conocido gente inolvidable -algunos ahora son amigos del alma, otros seguirán siendo los polis malos...-. Hemos cruzado desiertos, montañas, sabanas, selvas, ríos, lagos, mares...! Lugares hermosos y sitios de los que salir pitando. Hemos descodificado un poco este continente ignorado e incomprendido. Hemos descubierto que África no es una, salvo en los Atlas; que tiene tremendos problemas a pesar de los cuales las personas son capaces de ganarnos a menudo en felicidad. También, claro, hemos aprendido a valorar más las cosas buenas de nuestra cultura -la democracia sobre todo- y a ser críticos con las cosas feas... que parecen bonitas -muuuuuuchas!-

Seguramente hemos cambiado, aunque todavía no seamos conscientes. La experiencia que hemos acumulado no se si nos hará mejores personas, pero ciertamente nos ayudará a vivir infiltrados hasta que volvamos a sentir esa inquietud, ese gusanillo que no nos deja parar!!

Dispuestos a volver a subirse al mundo!

viernes, 4 de abril de 2008

España, primeras impresiones




El guardia civil de la aduana entre Andorra y España, hablando del tipo anterior que lleva un coche de 60.000 euros: "yo a este le pegaba un tiro en las piernas para que se las pusieran de titanio y me quedaba con su coche.... que estoy de broma!!" vale, vale....

En la gasolinera: sonría hombre, que hace sol y buena temperatura!! ohú, que mala cara

En el bar de la gasolinera: señorita, hay algún otro teléfono público? "yo no tengo ni idea". pues perdone usted.


En Zaragoza: el parabrisas chino que le pusimos a Blanquito en Tanzania...



revienta en mitad de la autopista. A sólo 300 km de casa, después de 60.000 km por Africa!!!

Qué bonito llegar al hogar...



Besos para todos!!!

Rodando camino de España

De Italia a España


Brevemente, desde que dejamos Túnez y con ella, Africa, hemos hecho vida bajo mínimos. Sicilia nos recibió con un maravilloso temporal de nieve, agua, viento y frío que combatimos con la calefacción del coche y el queso de pecorina con pimientas típico de estos lares.
Cruzamos el estrecho de Messina y saltamos al continente con los restos de los veraneantes de la Semana Santa. Qué bonitas las colas a la italiana para comprar los tickets!! No tienen nada que envidiar a otras que hemos conocido en otros países "menos civilizados"...

De camino al norte, visitamos Roma -Antonio no daba crédito a tantos monumentos por todas partes!-
y el Vaticano, Florencia -qué bonito, sí, pero demasiado "fashion" para unos homeless como nosotros. Tantas tiendas de Versacce, de Dolce&Gabanna, y tipos del estilo... que casi no entendíamos cómo nos dejaban pasear por las calles con nuestras pintas..., Pisa y su famosa torre torcida y Génova, la patria de Marco y su mono Amedio.


Francia en dos días, Andorra en dos horas y zas!, en España estábamos... ya....