domingo, 20 de enero de 2008

Sudan.


La frontera Etiopía-Sudán es una de las más “verdaderas” que hemos encontrado en este viaje… Una líinea pintada en los mapas significa adiós a las montañas, a los prados y a los arboles, adiós a los niños descalzos corriendo detrás de las vacas, adiós a las mujeres con las cabezas descubiertas…

Hemos caído en picado a una llanura desértica donde se mezclan tradicion y modernidad. Los hombres visten túnicas y turbantes de color blanco, beben chai, crían cabras y cultivan cebollas en la orilla del Nilo y viven en casas de adobe, pero utilizan la última tecnología en telefonía móvil. Las carreteras tienen un asfalto fantástico y están flanqueadas por interminables líneas de alta tensión que cruzan el desierto llevando la luz hasta cada casa de barro. En la ruta nos encontramos cochazos último modelo y ruinosos Toyota pick-ups abarrotados de gente, camiones renqueantes con 5 metros de carga sobre ellos y burritos tirando del carro.

Sudan


De nuevo estamos en un país del lado de Satán, pero somos incapaces de encontrarlo en ninguna parte. En la frontera fueron lentos pero amables –mientras sus ayudantes seguían rellenando papeles, el jefe nos hizo sentar a su alrededor para que disfrutaramos con él de su maravillosa televisón satélite… estaba viendo la CNN, pero en nuestro honor cambió a un ruidoso canal musical donde emitían rap americano…-. Con tanta burocracia entramos a Sudán de noche; nos parecía un desierto bastante desierto, así que buscamos cualquier sitio para dormir sin darnos cuenta de que los primeros kilómetros están infestados de militares! Cuando nos encontraron sólo nos dieron la bienvenida al país y nos pidieron que nos fuéramos temprano al día siguiente.

Cada vez que parábamos a comprar pan, a preguntar una dirección o a hacer una foto, la gente se aproximaba con curiosidad y con una sonrisa en la cara. Todo el mundo trataba de emplear sus dos palabras de inglés, nos ofrecían chai y descansar en sus casas.

El cumple del Tonesillo lo pasamos a bordo del ferry que cruza el lago Nasser en direccion Egipto, con tarta y velas, buena compania y habitacion de mil estrellas: la cubierta del barco y Orion sobre nosotros. A las cinco de la manana, medio pasaje nos rodeaba con la vista fija en la salida del sol, justo donde esta La Meca, en un ejercicio de comunion entre ellos y el dios que parecia magico.

Darfur debe de ser el infierno y es cierto que hace unas semanas un miembro de UN fue asesinado en Khartoum. Hay mucha gente mala en el mundo, pero afortunadamente la mayor parte de las personas desean una vida tranquila y esas son las que nos vamos encontrando en el camino. Y esperamos que asi sea, inshallah

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